El mundo actual está lleno de información sobre alimentación saludable. Blogueros, pseudo-expertos y medios de comunicación ofrecen constantemente nuevos consejos sobre cómo comer de manera saludable. Sin embargo, no todas las recomendaciones se basan en hechos reales. Muchos de estos consejos son mitos que aún se consideran verdades absolutas. Vamos a desmentir algunos de estos mitos.
El mundo actual está lleno de información sobre alimentación saludable. Blogueros, pseudo-expertos y medios de comunicación ofrecen constantemente nuevos consejos sobre cómo comer de manera saludable. Sin embargo, no todas las recomendaciones se basan en hechos reales. Muchos de estos consejos son mitos que aún se consideran verdades absolutas. Vamos a desmentir algunos de estos mitos.
Con el auge de la alimentación saludable y los productos orgánicos, las etiquetas de productos con “Sal Marina Saludable” han invadido los estantes. Pero, ¿es realmente tan beneficiosa?
La dietista Miho Hatanaka, creadora del proyecto ZEN Integrative Nutrition & Health, explica que la sal marina contiene tanto sodio – el componente clave a menudo elogiado sobre la sal de mesa – como la sal de mesa. El sodio es esencial para el funcionamiento normal del cuerpo, por lo que eliminarlo no es sabio. La sal marina también contiene otros nutrientes como magnesio, calcio y potasio, pero en cantidades tan mínimas que es más fácil obtenerlos de otras fuentes. La sal de mesa, por otro lado, a menudo tiene yodo añadido, lo que ayuda a prevenir problemas de salud como el bocio y trastornos cognitivos.
Otro mito es que las frutas secas tienen menos calorías que las frutas frescas. Esto no es cierto. Comparando el contenido calórico:
Plátano fresco: 89 calorías; chips de plátano seco: 519 calorías
Manzana fresca: 52 calorías; manzana seca: 231 calorías
Uvas frescas: 67 calorías; pasas: 299 calorías
Kiwi fresco: 61 calorías; kiwi seco: 120 calorías
Como puedes ver, las frutas secas a menudo tienen el doble o el triple de calorías que las frescas. Además, las frutas secas contienen altos niveles de azúcares naturales, lo que puede aumentar el nivel de glucosa en sangre. Deben consumirse con moderación o evitarse por completo en el caso de los diabéticos.
El jengibre a menudo se promociona como un potenciador del metabolismo y ayuda para perder peso. En 2012, un equipo internacional de investigadores investigó si el jengibre podía ayudar a perder peso. Su estudio, que involucró a hombres con exceso de peso, encontró que el jengibre reducía el apetito. Sin embargo, el efecto del jengibre sobre el metabolismo aún no está comprobado.
Los investigadores especularon que el uso a largo plazo podría mostrar algunos beneficios metabólicos, pero aún no hay evidencia concreta. Por lo tanto, la afirmación de que el jengibre acelera el metabolismo sigue siendo un mito.
Es una creencia común que las manzanas horneadas siempre son una opción más saludable en comparación con el pastel. Aunque una manzana horneada simple puede tener alrededor de 44 calorías en comparación con un pastel como el Pastel de Praga con 400-500 calorías, la diferencia no siempre es tan significativa.
Por ejemplo, una manzana horneada con queso o miel añadidos puede tener alrededor de 140 calorías. Mientras que algunos pasteles hechos para diabéticos o personas que están a dieta pueden tener 145-160 calorías. Por lo tanto, la diferencia calórica podría no ser tan grande como parece.
La idea de que el pan sin levadura es más saludable que el pan normal es un mito común. La levadura es un ingrediente crucial en la elaboración del pan, ya que ayuda a que la masa suba y le da su textura, sabor y aroma.
El proceso de fermentación, que permite que la masa suba, sigue siendo el mismo, ya sea que se use levadura o no. El pan sin levadura puede compararse con la cerveza sin agua, el chocolate sin cacao o los tomates sin tomates: simplemente no es lo mismo.
El aceite de linaza es conocido por sus beneficios para la salud, incluidos el apoyo a la salud del corazón, la mejora de la visión y la ayuda a la digestión. Sin embargo, tomar aceite de linaza en ayunas para perder peso es tan cuestionable como beber vinagre. El National Center for Genetic Research MyGenetics advierte que consumir aceite de linaza en ayunas puede llevar a problemas graves de salud.
Tomar incluso una cucharada de aceite de linaza en ayunas puede causar problemas severos con la vesícula biliar y el páncreas. Esto puede ralentizar la absorción de vitaminas y minerales, convirtiendo al aceite de linaza en una práctica de salud ineficaz y potencialmente perjudicial.
Este sitio utiliza cookies para ofrecerte una mejor experiencia de navegación. Al navegar por este sitio web, aceptas el uso de cookies.