Hay cosas que un hombre no nota de sí mismo durante años. Tal vez pienses que simplemente eres impulsivo, rencoroso o que no toleras la injusticia. Pero en realidad — puede que seas adicto al drama. Sí, no solo las mujeres montan tormentas emocionales de la nada. Los hombres también pueden quedar atrapados en una telenovela interna donde son víctimas, héroes y directores al mismo tiempo.
Hay cosas que un hombre no nota de sí mismo durante años. Tal vez pienses que simplemente eres impulsivo, rencoroso o que no toleras la injusticia. Pero en realidad — puede que seas adicto al drama. Sí, no solo las mujeres montan tormentas emocionales de la nada. Los hombres también pueden quedar atrapados en una telenovela interna donde son víctimas, héroes y directores al mismo tiempo.
La buena noticia: se puede salir de eso. La mala: primero tienes que admitir que estás metido hasta el cuello.
Aquí tienes 7 señales de que realmente estás enganchado al drama, y pasos sencillos para bajarte de esa montaña rusa emocional.
¿Le contaste a tu amigo cómo te gritó el jefe? En tu versión, casi rompe la mesa y tú apretaste los puños, pero te controlaste. ¿Te encanta exagerar? En cada historia eres el héroe o la víctima trágica.
Qué hacer: activa el modo observador. Intenta contar los hechos de forma calmada, sin efectos especiales. Si no puedes, pregúntate: “¿Por qué necesito añadir drama? ¿Qué quiero probar?”
¿Un amigo no te felicitó por tu cumpleaños? ¿Tu novia dijo algo que no te gustó? ¿Y ahora estás molesto toda la semana?
Alerta: si prefieres ofenderte antes que hablar, estás atrapado en el drama. El rencor alimenta tu serie emocional interna.
Qué hacer: en lugar de acumular — expresa. Habla. Una vez. Con calma. Sin manipular ni reprochar.
En cualquier discusión sacas “aquel momento de 2018” cuando no te entendieron, no se disculparon o no te apoyaron. Y todavía lo tienes presente.
Qué hacer: prohíbete a ti mismo usar la frase “¿te acuerdas cuando...?”. La gente cambia. Tú has cambiado. Da una oportunidad a todos para avanzar.
Sabes echar leña al fuego. Sueltas una provocación, generas conflicto, y luego observas el caos. Incluso puedes marcharte dramáticamente, dando un portazo.
Qué hacer: reconoce que estás aburrido. El drama es una forma de llenar el vacío. Busca adrenalina en el deporte, nuevos proyectos, conocer gente — no en las peleas.
Te enfadas cuando alguien no te hace caso, hace las cosas de otra forma o rompe tu orden. Incluso si solo es un giro equivocado con el coche.
Qué hacer: repítete: “Nadie me debe nada”. El mundo no se va a caer si no sigue tu guión. Suelta el control.
Si no cuentas tu historia, la conversación no está completa. Aunque alguien hable de su gato enfermo, tú ya estás contando cómo perdiste el tuyo de niño.
Qué hacer: entrena tu habilidad de ser un buen oyente, no el protagonista. Escucha con interés. Sin querer superar a nadie. Eso desarrolla tu empatía y te hace más maduro.
No piensas — reaccionas. Alguien dice algo — ya estás enojado. Alguien te mira raro — estás al borde del estallido.
Qué hacer: pon una pausa. Cuenta mentalmente hasta cinco. Hazte preguntas sinceras:
– ¿Esto realmente tiene que ver conmigo?
– ¿Quizás solo está cansado?
– ¿De verdad quiero comenzar un conflicto?
Esos segundos de silencio son tu oportunidad para no volver a meterte en el drama.
Este sitio utiliza cookies para ofrecerte una mejor experiencia de navegación. Al navegar por este sitio web, aceptas el uso de cookies.