En el mundo actual, la idea de encontrar nuestra misión en la vida o de vivir una vida llena de propósito se ha vuelto casi obligatoria para todos. Desde todos los lados, nos imponen modelos del "camino correcto": trabajo, éxito, logros sociales.
En el mundo actual, la idea de encontrar nuestra misión en la vida o de vivir una vida llena de propósito se ha vuelto casi obligatoria para todos. Desde todos los lados, nos imponen modelos del "camino correcto": trabajo, éxito, logros sociales. Esto crea una sensación de presión que a veces genera ansiedad. Y es posible que comiences a sentir que siempre estás fracasando, ya que los demás parecen saber qué hacer, mientras que tú no. Pero, ¿cómo saber si tus problemas no están relacionados con la falta de éxito, sino con la manera en que te acercas a la búsqueda de tus objetivos?
Hemos identificado cinco señales que te ayudarán a comprender tus sentimientos y, quizás, a ajustar tu perspectiva. Sinceramente, estos pensamientos te ayudarán no solo a empezar a buscar las respuestas correctas, sino también a liberarte de la ansiedad que causa la sensación de "fracaso".
Cambia de trabajo con la esperanza de encontrar el puesto "correcto". Sin embargo, cada nuevo comienzo no te proporciona la sensación deseada de realización. ¿Por qué pasa esto? A menudo pensamos que en un nuevo trabajo necesariamente encontraremos el "objetivo correcto", el puesto ideal con un salario alto que nos traerá felicidad. Pero en realidad, no es tan sencillo. El éxito no se define por el puesto, sino por tu actitud hacia él.
Qué hacer: Hazte la pregunta: "¿Qué me da alegría en mi trabajo actual?" Tal vez hayas pasado demasiado tiempo buscando un objetivo externo, cuando lo que realmente puede brindarte satisfacción es tu actitud y enfoque hacia el trabajo. A veces, basta con cambiar la perspectiva sobre lo que ocurre para sentir que estás en el lugar adecuado.
Muchas veces, las personas exitosas pasan por momentos en los que comienzan a dudar de sus propios logros, pensando que su éxito fue una casualidad y que en realidad no merecen su puesto. Este fenómeno se conoce como el síndrome del impostor y está directamente relacionado con la ansiedad sobre los objetivos.
Qué hacer: En lugar de preguntarte "¿Soy lo suficientemente bueno para este objetivo?", hazte la pregunta: "¿Es este objetivo lo suficientemente bueno para mí?" A veces, la autocomprensión te ayuda a darte cuenta de que no estás en tu lugar, y que tu energía está dirigida a un lugar equivocado.
La comparación es una trampa fácil de caer, especialmente en la era de las redes sociales, donde todo parece estar "bien ordenado". Tal vez empieces a sentir celos de los éxitos de los demás o te preocupes por estar quedándote atrás. Esta comparación constante puede ser una señal de que te preocupas demasiado por tu objetivo.
Qué hacer: Deja de pensar que el camino de los demás debe ser el tuyo. Cada persona tiene su propio camino único. Concédele más importancia a ti mismo, a tus fortalezas y a lo que te inspira. Al final, los éxitos de los demás son su camino, y el tuyo es único. En lugar de mirar a los demás, hazte las preguntas: "¿Qué me inspira?" y "¿Qué objetivo me pondría a mí mismo si no existiera la presión externa?"
A veces, tras desilusionarte en la búsqueda del sentido de la vida, puedes empezar a pensar que todo es una pérdida de tiempo y que ningún objetivo tiene realmente sentido. Esto es un tipo de "nihilismo del objetivo", que te hace indiferente a la búsqueda de tu propósito.
Qué hacer: Reconoce que un objetivo no es una misión global y única en la vida. Es una cadena de pequeños pasos que pueden darle significado a tu vida. A veces, los objetivos cambian y está bien. Tal vez tu objetivo en este momento sea simplemente buscar cosas que te hagan feliz.
Muchos creen que cada uno de nosotros tiene un único objetivo en la vida, y que si no lo encontramos, la vida carece de sentido. Este mito genera ansiedad y desesperación, ya que la búsqueda del "gran objetivo" puede convertirse en algo interminable.
Qué hacer: Acepta que tu objetivo puede cambiar con el tiempo. No busques un solo objetivo universal. Permítete establecer pequeños objetivos que mejoren tu vida. Crea tu propio plan que te lleve hacia un estado de satisfacción y alegría.
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