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¿Por qué no terminas lo que empiezas?

¿Te has dado cuenta de que a menudo no cierras del todo la tapa del tubo de pasta de dientes? ¿O dejas la puerta un poco entreabierta? Tal vez los platos se quedan “para después” o la ropa vive en la silla en lugar de colgarse. Todo esto puede no ser simple olvido, sino una señal de que algo interesante está pasando en tu mente. ¿Lo analizamos?

¿Te has dado cuenta de que a menudo no cierras del todo la tapa del tubo de pasta de dientes? ¿O dejas la puerta un poco entreabierta? Tal vez los platos se quedan “para después” o la ropa vive en la silla en lugar de colgarse. Todo esto puede no ser simple olvido, sino una señal de que algo interesante está pasando en tu mente. ¿Lo analizamos?

A tu cerebro le gusta evitar

Desde el punto de vista de la terapia cognitivo-conductual (TCC), este hábito puede estar relacionado con distorsiones cognitivas. Por ejemplo, puedes “catastrofizar” la situación: temer inconscientemente que completar una acción pueda llevar a algo negativo. Imagina que piensas que cerrar la puerta o lavar los platos son cosas insignificantes, pero en el fondo surge una ansiedad: ¿y si algo sale mal?

O bien, practicas el “evitación”. Este es un comportamiento astuto en el que simplemente no quieres enfrentarte a posibles emociones desagradables al completar una tarea. Algo así como: “Mejor lo dejo así que lidiar con las consecuencias”.

Las emociones mandan

Piensa en cómo te sientes cuando dejas algo sin terminar. Puede ser inquietud, miedo a perder el control o incluso una sensación extraña de que dejar algo “incompleto” es una manera de lidiar con el malestar interno. Así, tu cerebro se tranquiliza a sí mismo, pero en realidad esto solo aumenta el estrés.

¿Rituales o hábitos?

A veces estas "cosas a medias" se convierten en acciones automáticas. Tu cerebro se acostumbra: si dejas todo como está, te sentirás mejor. Es similar a pequeños rituales que brindan alivio temporal. Pero cuanto más repites estos “rituales”, más aumenta la tensión general.

Entiende qué te motiva

Aquí tienes algunas ideas:

  1. Registra tus pensamientos. En el momento en que decidas no terminar algo, escribe lo que sientes. ¿Qué piensas? ¿Qué emociones experimentas? Esto te ayudará a entender qué te detiene.

  2. Empieza poco a poco. Por ejemplo, si estás lavando platos, agrega un plato más a tu rutina habitual. Poco a poco aumenta la “carga”. Lo importante es completar la tarea conscientemente.

  3. Motívate a ti mismo. Pon un temporizador de 5 a 10 minutos e intenta completar la tarea en ese tiempo. El progreso visible será la mejor recompensa.

Tres estados de tu "Yo"

Según el análisis transaccional, dentro de cada uno de nosotros viven tres “Yo”: Padre, Adulto y Niño. Estos estados determinan nuestro comportamiento:

  • Padre: quien guarda las reglas y normas aprendidas en la infancia.

  • Adulto: racional y lógico, se basa en hechos.

  • Niño: emocional, impulsivo, vive según los instintos.

Cuando dejas cosas sin terminar, se activa tu "Yo-Niño". Esto puede deberse a experiencias de la infancia. Quizás, cuando eras pequeño, no te permitían terminar cosas o relacionabas completar algo con emociones desagradables.

El tiempo es tu moneda

¿Piensas que todo esto no importa? Entonces recuerda: el tiempo es dinero. Cada vez que dejas algo para después, estás “extendiendo un cheque” sobre tu tiempo. Y nadie te devolverá ese “impuesto”.

Tu vida es un banco de tiempo. ¿Cómo gestionas tu "moneda"? ¿Vale la pena gastarla en un constante “luego”? Experiencia, amor, paciencia, fe y maestría — todo esto requiere tiempo.

  • Experiencia: solo terminando las cosas logras resultados reales.

  • Amor: nunca llega de inmediato, necesita tiempo.

  • Paciencia: saber esperar es una gran riqueza.

  • Maestría: ningún talento se convierte en maestría sin esfuerzo y tiempo.

Cada tarea incompleta es un pequeño crédito tomado de tu banco de tiempo. Recupéralo. Termina tus tareas, porque así te demuestras a ti mismo que valoras tu tiempo.


Las cosas incompletas no son solo un hábito. Son una señal de que hay cuestiones no resueltas dentro de ti. Empieza poco a poco, comprende tus emociones, aprende a terminar lo que empiezas. Y recuerda: el tiempo es la moneda más valiosa que tienes. ÚSalo sabiamente.

¿Estás listo para terminar lo que has empezado? ¡Entonces empieza con este artículo!

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