A todos nos ha tocado al menos una vez un jefe que parece venido de otro planeta. Le hablas del proyecto, y te pregunta por el informe trimestral.
A todos nos ha tocado al menos una vez un jefe que parece venido de otro planeta. Le hablas del proyecto, y te pregunta por el informe trimestral. Le pides ayuda, asiente... y a los cinco segundos ya olvidó de qué hablaban. Y no es que seas tonto — explicaste todo claro y lógico — pero nada, no conecta.
¿Por qué? Porque simplemente tienen estilos de comunicación distintos. Y eso significa que, para no desgastarte emocionalmente, debes entender quién tienes enfrente y hablar en su idioma.
Aquí tienes los 4 tipos de jefes que puedes encontrar en cualquier lugar, desde una startup hasta una institución pública. Te explicamos quiénes son y cómo tratarlos para lograr resultados.
Este jefe habla fuerte, piensa rápido y actúa con dureza. No está para emociones ni sensibilidades: lo único que le importa es el resultado, la velocidad y la eficiencia. ¿Cortesía? Nunca oyó hablar de eso.
Su regla número uno: nada de rodeos. El comandante detesta la palabrería. Valora que seas directo, seguro y que traigas datos, no historias.
Cómo hablarle:
“Voy directo al punto: aquí están las cifras clave.”
“Según el análisis, propongo tres soluciones posibles.”
“Estamos justos de tiempo, así que este es el plan claro.”
Evita:
No filosofees ni divagues.
No te tomes a mal su rudeza.
No le hagas perder el tiempo — para él, eso es como perder dinero.
Este tipo de jefe ama inspirar. Llega con los ojos brillantes y un nuevo plan “revolucionario” cada dos días. Se mueve por energía y entusiasmo, pero a menudo olvida los detalles.
El problema es que detrás de tanto optimismo a veces no hay claridad. Puede posponer reuniones, olvidar darte instrucciones, y al final tú terminas decidiendo qué hacer.
Cómo hablarle:
“¡Gran idea! Así es como podríamos llevarla a cabo.”
“Preparé algunas opciones, ¿elegimos la mejor?”
“Genial, lo anoté para que no se nos pase.”
Evita:
No esperes instrucciones paso a paso.
No te frustres si olvida tu informe.
No tengas miedo de recordarle tus tareas.
Este jefe es como un padre cariñoso. Te escucha con atención, te pregunta cómo estás y te ofrece ayuda. Pero también puede ser indeciso y querer tenerlo todo bajo control.
El problema es que tú ya eres adulto, pero él sigue preocupado por si te esfuerzas demasiado. Eso ralentiza los procesos y puede hacer que sientas que no confía en ti.
Cómo hablarle:
“Gracias, lo tengo controlado. Si necesito ayuda, te aviso.”
“Empiezo por mi cuenta y luego ajustamos juntos.”
“¿Hay algo que deba tener en cuenta desde ya?”
Evita:
No muestres indiferencia hacia el equipo.
No lo presiones — odia las decisiones bruscas.
No olvides contarle cómo te sientes — para él eso importa.
El más organizado y el más desconfiado. Este jefe ama los procesos, los esquemas, los informes y las hojas de cálculo. Ríe poco, pero si todo está en orden, aprueba sin problemas.
Su mayor miedo es el caos y la inestabilidad. Le asustan las ideas nuevas, y los cambios le parecen una amenaza. Así que prepárate para justificar cada detalle.
Cómo hablarle:
“Mi idea encaja dentro del proceso actual.”
“Todos los documentos están listos. Aquí los pasos detallados.”
“Mencionaste que era importante seguir el estándar — lo he tenido en cuenta.”
Evita:
No propongas revoluciones — le dan pánico.
No rompas el orden — lo notará al instante.
No llegues sin números — la intuición aquí no vale.
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