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SALUD

Cómo dejar de estar atrapado en tu "caparazón"

Todos llevamos máscaras. A veces para ocultar heridas de la infancia. A veces para sobrevivir en un mundo que exige fuerza, cuidado, éxito o carisma. Los psicólogos llaman a esto adaptaciones neuróticas. Suena complicado, pero es algo que todos experimentamos.

Todos llevamos máscaras. A veces para ocultar heridas de la infancia. A veces para sobrevivir en un mundo que exige fuerza, cuidado, éxito o carisma. Los psicólogos llaman a esto adaptaciones neuróticas. Suena complicado, pero es algo que todos experimentamos.

Veamos estas máscaras:

  • Los esquizoides construyen muros entre ellos y el mundo. Su lema: "No quiero que me lastimen, así que me esconderé".
  • Los depresivos viven para los demás, esperando cuidado a cambio: "Haré todo por ti, y tú cuidarás de mí".
  • Los controladores intentan gestionar todo. Para ellos, tranquilidad = control absoluto.
  • Los histéricos interpretan papeles para ser vistos y aceptados.

Estas adaptaciones funcionan... hasta que la vida trae una crisis.

¿Qué pasa entonces?

  • El muro del esquizoide se rompe y su mundo seguro colapsa.
  • El depresivo se queda sin apoyo.
  • El controlador pierde el control de la situación.
  • El esfuerzo del histérico por actuar se vuelve agotador.

En ese momento enfrentamos una decisión:

  1. Reforzar las defensas antiguas. Refugiarse más profundamente en el caparazón, endurecer los límites, forzar la vida para que encaje en nuestras estrategias de afrontamiento. Pero el precio es perder nuestra esencia.
  2. Probar algo nuevo. Da miedo, es como un salto al vacío.

Para superar estas viejas adaptaciones, es necesario enfrentar los sentimientos que las originaron. El dolor, el miedo, la soledad que dieron lugar a tu “máscara”.

Pero no tienes que hacerlo solo. Necesitas a alguien que pueda ver tu verdadero yo—más allá de los roles, las paredes y el control. Alguien que te vea como una persona viva, con todas tus emociones, miedos y sueños.

Este proceso es como una mariposa saliendo de su capullo. Sí, al principio es estrecho y doloroso, pero una vez que te liberas, ganas flexibilidad y libertad. Te conviertes en alguien adaptable y presente en cada momento, justo como la vida lo requiere.

¿La mejor parte? Este camino, aunque desafiante, te convierte en un hombre auténtico—no alguien que se esconde tras una máscara, sino alguien que vive, siente y encuentra la verdadera fuerza en la autenticidad.

Inténtalo. La vida más allá del "caparazón" vale la pena.

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