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La maldición del conocimiento: ¿por qué no nos entienden?

Todos hemos vivido situaciones en las que sentimos que estamos diciendo algo completamente obvio, pero la otra persona nos mira con total desconcierto. Esto no se debe a que alguno de nosotros sea menos inteligente o atento, sino a un fenómeno que los psicólogos llaman la "maldición del conocimiento".

Todos hemos vivido situaciones en las que sentimos que estamos diciendo algo completamente obvio, pero la otra persona nos mira con total desconcierto. Esto no se debe a que alguno de nosotros sea menos inteligente o atento, sino a un fenómeno que los psicólogos llaman la "maldición del conocimiento".

¿Qué es la maldición del conocimiento?

La maldición del conocimiento es un sesgo cognitivo que nos impide comprender cómo perciben la información las personas que tienen menos conocimientos. Cuando conocemos algo bien, se vuelve increíblemente difícil imaginar cómo es no saberlo. Además, esto influye en cómo explicamos y compartimos la información con los demás.

Insinuaciones y malentendidos

Un ejemplo clásico es la dificultad para hacer entender una insinuación. Estamos convencidos de que nuestra insinuación es clara, pero la otra persona, que no tiene nuestro contexto o conocimientos, simplemente no lo entiende. Esto genera frustración, ya que creemos que la insinuación es obvia, pero la persona no reacciona. El problema no es su inteligencia, sino que quien hace la insinuación no se da cuenta de lo difícil que puede ser para otra persona descifrar lo que para él es evidente.

Trabajo e interacciones con los clientes

La situación se complica aún más en el ámbito laboral. Imagina que eres un especialista contratado para realizar una tarea, como reparar un equipo. El problema te resulta claro y ves todas las complejidades que conlleva. Pero el cliente, que no tiene conocimientos técnicos, no entiende por qué una reparación aparentemente "sencilla" requiere tanto tiempo y dinero. Aquí, nuestra experiencia puede ser un obstáculo para una comunicación eficaz. Estamos tan inmersos en los detalles que olvidamos que el cliente solo ve la superficie.

Desafíos en las presentaciones públicas

Hablar en público es otro ámbito donde la maldición del conocimiento se manifiesta con fuerza. Al preparar una presentación o discurso, sentimos la tentación de incluir cada pequeño detalle para no dejar nada importante fuera. Cualquier simplificación parece un desastre: ¿cómo hablar de esto sin explicar todos los matices? Olvidamos que nuestra audiencia no dispone de toda la información que tenemos. Para ellos, nuestra terminología compleja y los detalles profundos pueden convertirse en una barrera para entendernos.

Cómo evitar la maldición del conocimiento

El primer paso es reconocerla. Entender que no todos ven el mundo como nosotros es la mitad del camino. Aquí algunos consejos sencillos para mejorar la comunicación:

  1. Simplifica. No tengas miedo de hablar de manera más simple de lo que crees necesario. La gente asimila mejor explicaciones cortas y claras.

  2. Pide retroalimentación. Haz preguntas para asegurarte de que te han entendido correctamente. Esto te ayudará a ajustar tu explicación si es necesario.

  3. Usa ejemplos. Los ejemplos ayudan a aclarar ideas abstractas colocándolas en un contexto familiar.

Al final, para entender realmente a otra persona, a veces es necesario salir de nuestro propio conocimiento y tratar de ver el mundo con los ojos de un principiante.

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