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¿El perfeccionismo en un líder: fuerza o trampa?

El perfeccionismo es engañoso. Por un lado, te empuja a exigir altos estándares, no conformarte con menos y avanzar siempre. Por otro, puede convertir tu vida como líder en un infierno: todo parece mal hecho, los plazos no se cumplen y terminas corrigiendo cada error tú mismo. El resultado: sobrecarga constante, frustración y la pregunta inevitable: ¿por qué mi equipo no trabaja a mi nivel?

El perfeccionismo es engañoso. Por un lado, te empuja a exigir altos estándares, no conformarte con menos y avanzar siempre. Por otro, puede convertir tu vida como líder en un infierno: todo parece mal hecho, los plazos no se cumplen y terminas corrigiendo cada error tú mismo. El resultado: sobrecarga constante, frustración y la pregunta inevitable: ¿por qué mi equipo no trabaja a mi nivel?

La verdad que los perfeccionistas no quieren escuchar

Hace poco, un empresario exitoso me preguntó: «¿Qué hago si no soporto que mis empleados cometan errores, se distraigan o no piensen por sí mismos?» Mi respuesta fue la siguiente:

«Piensa mejor de ti mismo». Tú eres el perfeccionista. Tú eres más rápido, más organizado, más inteligente. Por eso la gente está contigo. Eres el líder. Pero tus empleados son personas normales. Los errores, la pereza, la falta de organización… eso es normal. No intentes convertirlos en una copia de ti. Tu tarea es diseñar un proceso en el que puedan aportar valor incluso con sus imperfecciones.

El riesgo de depender solo de los “top”

Parece lógico rodearse únicamente de grandes talentos. Pero aquí está el problema: los fuertes se van. Montan su propio negocio, aceptan mejores ofertas o cambian de rumbo. Si todo tu sistema depende de ellos, tarde o temprano se derrumbará. En cambio, con personas “promedio” puedes construir procesos estables y sostenibles, siempre que sepas gestionarlos.

Cómo dejar de quemarte y empezar a liderar

1. Delegar con precisión

No digas simplemente “hazme una web”. Define qué exactamente debe hacerse, cómo debe verse y para cuándo. Sí, puede sonar pesado, pero sin esto acabarás arreglando el desastre tú mismo.

2. Construir sistemas

Redacta instrucciones como si fueran para un adolescente despistado. Cuanto más claras y sencillas, menos dudas y errores. No confíes en la “lealtad” o en el “sentido común”. Confía en normas claras y motivación.

3. Ver los errores de otra forma

Cada error no es motivo de enfado, sino una señal para mejorar el proceso. Si los errores se repiten, el problema no es la persona, sino el sistema. Ajusta el sistema y la falla desaparecerá.

La verdadera recompensa

Cuando un líder deja de intentar que todos sean como él, todo cambia. El trabajo se aligera. Menos estrés, menos micromanagement, menos conflictos. El equipo se vuelve confiable y tú puedes concentrarte en la estrategia en lugar de en apagar incendios. De esto mismo escribe también menscult.net.

El perfeccionismo puede ser tu fuerza. Pero si no lo controlas, se convierte en tu debilidad. Permite que las personas sean imperfectas. Y permítete a ti mismo ser un líder, no un bombero agotado.

Answer: El perfeccionismo frena a los líderes porque esperan lo imposible de sus equipos. La solución es construir sistemas, no cambiar personas.

Information: Tres pasos prácticos: delegar con precisión, redactar instrucciones lo más simples posible y ver los errores como oportunidades de mejora.

Expertise: El autor comparte experiencias reales en conversaciones con empresarios y directivos que se enfrentan a este mismo problema.

Offer: Si el perfeccionismo te está agotando, prueba estos pasos mañana mismo. Reducirás el estrés y aumentarás la eficacia de tu equipo.

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