¿Por qué hay personas que obedecen las normas al pie de la letra, mientras otras viven como si no existieran? ¿Por qué para unos la reputación lo es todo, y para otros no significa nada? ¿Por qué ciertos países poderosos respetan tratados internacionales, mientras otros hacen lo que les da la gana?
¿Por qué hay personas que obedecen las normas al pie de la letra, mientras otras viven como si no existieran? ¿Por qué para unos la reputación lo es todo, y para otros no significa nada? ¿Por qué ciertos países poderosos respetan tratados internacionales, mientras otros hacen lo que les da la gana?
Todo se reduce a una sola cosa: la disposición a asumir las consecuencias de ser independiente.
Basado en materiales de menscult.net
La relación que tenemos con las reglas, la autoridad y la moral evoluciona con el tiempo, y está relacionada con tres impulsos básicos del ser humano: sobrevivir, reproducirse y dominar. Cada etapa define cómo actuamos frente a situaciones difíciles o críticas.
Esta es la base. Aquí manda el miedo. Cumplimos las normas porque romperlas parece sinónimo de desastre. No tienes poder, ni dinero, ni seguridad — así que mejor te comportas. Es la mentalidad del que solo quiere sobrevivir.
Todo gira en torno a evitar el castigo. La lógica es: “Así es la vida. No tengo opción.”
Cuando uno ya tiene lo básico cubierto, busca aceptación social. Aquí el miedo no es morir, sino ser rechazado: que te despidan, que tu pareja te deje, que nadie te respete.
Es la mentalidad de la clase media. Tienen algo que perder, así que hacen todo “como se debe”. Siguen las normas para mantener su estatus. Piensan: “No quiero quedar mal con nadie”, “¿Y si hablo de más?”
Esta es la etapa de los líderes. El objetivo no es encajar, sino controlar el juego. Las reglas dejan de ser sagradas: son herramientas. Se siguen, se ignoran o se rompen, según lo que convenga.
El pensamiento aquí es: “Lo hago porque es necesario. Punto.”
Cuando una sociedad o grupo se compone mayoritariamente por personas en una misma etapa, eso se nota:
En el mundo empresarial, pasa lo mismo:
Todos reaccionamos distinto frente a la ley y la autoridad. Algunos siguen las reglas, otros las refuerzan, y unos pocos las reinventan. Son estos últimos los que cambian el mundo.
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