¿Recuerdas las primeras citas? Su risa parecía la más sincera, su mirada misteriosa y cada palabra te llegaba directo al corazón. Pero ahora, de repente, te sorprendes pensando: frente a mí ya no está la chica de la que me enamoré. Esta sensación desconcierta, te hace dudar de ti mismo y de la relación. Veamos por qué aparece y cómo afrontarla.
¿Recuerdas las primeras citas? Su risa parecía la más sincera, su mirada misteriosa y cada palabra te llegaba directo al corazón. Pero ahora, de repente, te sorprendes pensando: frente a mí ya no está la chica de la que me enamoré. Esta sensación desconcierta, te hace dudar de ti mismo y de la relación. Veamos por qué aparece y cómo afrontarla.
Por qué te parece que ha cambiado
Al inicio de la relación, las hormonas nos hacen depender de la pareja: dopamina, oxitocina y serotonina crean una sensación de alegría con cada mirada. Pero este «cóctel» no dura para siempre. Cuando la pasión se calma, empiezas a ver su verdadera esencia —con virtudes y defectos. No es que ella haya cambiado, sino que tú comienzas a notar más detalles.
En las primeras citas, todos interpretamos la «mejor versión de nosotros mismos». Pero no se puede vivir eternamente en modo presentación. Después de unos meses, ella deja de filtrar cada palabra y de mostrar solo los lados perfectos. Entonces ves a la persona real, no a la imagen de tus sueños.
Muy a menudo proyectamos nuestras expectativas sobre la pareja. Por ejemplo, pensaste que era dulce y complaciente porque al principio rara vez discutía. Pero eso era solo una fase de adaptación. En realidad, puede tener un carácter firme, y eso no es un defecto, es su realidad.
Las personas no se detienen. Ella pudo pasar de ser una estudiante soñadora a centrarse en su carrera, o por el contrario, empezar a pensar en formar una familia. Tú también has cambiado. Y si vuestros caminos se han separado, es natural sentir cierta distancia.
Esperas que su beso provoque la misma «chispa eléctrica» que la primera vez y que cada cita sea un espectáculo. Pero el sistema nervioso no está hecho para un «primer amor» eterno. Al compararla con «la de antes», olvidas lo nuevo —la profundidad, la confianza y vuestra historia en común.
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