En un mundo donde el éxito se mide por montones de dinero y la cantidad de seguidores, dan ganas de gritar: «¿Y si no quiero ser rico y famoso, sino simplemente feliz, soy un fracaso?» No. Porque el verdadero éxito no es algo que puedas mostrar en tus historias. Es algo que se siente por dentro. Y tú eres su dueño.
En un mundo donde el éxito se mide por montones de dinero y la cantidad de seguidores, dan ganas de gritar: «¿Y si no quiero ser rico y famoso, sino simplemente feliz, soy un fracaso?» No. Porque el verdadero éxito no es algo que puedas mostrar en tus historias. Es algo que se siente por dentro. Y tú eres su dueño.
Hablé con personas sabias, leí cientos de páginas de libros inteligentes y traté de sacar el máximo provecho de mi vida. ¿El resultado? Todo se reduce a tres cosas. No, no son «dinero, poder, sexo», aunque muchos lo deseen. Sino a la energía interna, el crecimiento profesional y las relaciones con las personas. Tres pilares sin los cuales tu vida se tambaleará como un taburete en un bar barato.
Puedes ser el mejor estratega, pero si no tienes fuerzas, ni siquiera podrás pedir una pizza bien, mucho menos levantar un negocio. La energía es como la batería de tu iPhone interno. Cuando se descarga, te ralentizas. Es simple: empieza a cuidar tu cuerpo. Es sorprendente, pero cuando duermes más de 6 horas, no comes comida chatarra y te mueves un poco, tienes ganas de vivir.
Lo he comprobado: en cuanto vuelvo a comer papas fritas y dejo el deporte, me convierto en una pereza en el sofá. Cuando regreso a entrenar y a comer bien, me siento como una máquina. ¿Y sabes qué? Incluso quiero socializar, no solo quedarme pegado al TikTok.
Consejo del día: pregúntate «¿Qué puedo hacer hoy para tener más energía?» — y hazlo. Todos los días.
Puedes ser un alto ejecutivo y sentirte vacío. O un especialista común que disfruta aprender. Gana el segundo. Porque el desarrollo es la clave.
Clayton Christensen, profesor de Harvard, escribió: «Para encontrar la verdadera felicidad, debes buscar oportunidades que tengan sentido y que te permitan aprender y crecer». Tiene razón. Los mayores subidones en mi vida no vinieron después de un bono, sino tras nuevos conocimientos y habilidades. Esa sensación de «Soy mejor que ayer» es invaluable.
¿Quieres éxito? Aprende. Constantemente. No por un diploma o para el currículum, sino por esa sensación de crecimiento.
Puede que te abrace una multitud en un club, pero seguirás sintiéndote solo. Porque las relaciones no son likes ni «hermano, ¿cómo estás?». Es cuando alguien se queda a tu lado incluso cuando fallas. Cuando están contigo tanto en el éxito como en el fracaso.
He tenido épocas en las que pensaba: «Tengo muchos conocidos, así que todo está bien». Pero luego perdía fuerzas y ánimo, y de repente notaba que la mitad de esos «amigos» habían desaparecido. Los verdaderos quedaron. Son pocos, pero son reales. Y eso es lo más importante.
No esperes las relaciones, constrúyelas. Invierte en ellas. Está presente. Y si ves que no te responden, no mendigues. Simplemente sigue adelante.
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