Motivación vs. Disciplina: ¿Quién gana?

A todos nos encanta la motivación. Esas frases poderosas, memes inspiradores e imágenes parecen susurrarnos: "¡Tú puedes hacerlo!" Nos dan una patada mágica, llenándonos de energía y confianza. ¿Genial, no? Pero hay una trampa.

A todos nos encanta la motivación. Esas frases poderosas, memes inspiradores e imágenes parecen susurrarnos: "¡Tú puedes hacerlo!" Nos dan una patada mágica, llenándonos de energía y confianza. ¿Genial, no? Pero hay una trampa.

Zbynek Drab (un experto en el tema) sostiene que la motivación a corto plazo no solo es inútil, sino que puede ser incluso perjudicial. ¿Por qué?

La motivación nos ayuda a alcanzar el estado emocional necesario para abordar una tarea. Sabemos lo que hay que hacer, pero sentimos que no tenemos fuerzas suficientes. La motivación nos da ese "empuje" emocional para comenzar.

El problema es que este enfoque se convierte rápidamente en una trampa. Empezamos a creer que "sin motivación no podemos hacer nada." Si bien funciona para momentos puntuales, la vida real está llena de tareas aburridas y rutinarias. Buscar motivación para hacer cosas "mundanas" no tiene sentido.

¿El resultado? Un círculo vicioso de procrastinación. Queremos hacer algo, esperamos inspiración, no llega, y la tarea se pospone, generando culpa. ¿Te suena?

¿La solución?

Simple: disciplina. El hábito de hacer lo que se necesita, sin importar el estado de ánimo, es lo que nos salva. Completar una tarea a pesar del "no quiero/no puedo" genera orgullo, satisfacción y hasta un impulso extra de energía.

La disciplina no es magia. Comienza con pequeños pasos. Oblígate a realizar acciones pequeñas, pero hazlas de forma constante. Ejemplo: ¿Quieres empezar a correr? No te apuntes a un maratón de inmediato. Ponte las zapatillas y camina 500 metros. Mañana un poco más.

La motivación es como fuegos artificiales: brillante, ruidosa, pero fugaz. La disciplina es como una chimenea: menos llamativa, pero te calienta todos los días.

Así que la próxima vez que esperes inspiración, pregúntate: "¿Y si simplemente empiezo?"