Imagínate esto: finalmente has ganado suficiente dinero para cubrir tus necesidades básicas. Tienes una casa acogedora, un coche elegante y vacaciones dos veces al año. Pero en lugar de relajarte y disfrutar, te descubres pensando: “¿Por qué mi vecino tiene un coche mejor? ¿Una casa más grande? ¿Vacaciones más lujosas?” Y así comienza otra vez la carrera.
Imagínate esto: finalmente has ganado suficiente dinero para cubrir tus necesidades básicas. Tienes una casa acogedora, un coche elegante y vacaciones dos veces al año. Pero en lugar de relajarte y disfrutar, te descubres pensando: “¿Por qué mi vecino tiene un coche mejor? ¿Una casa más grande? ¿Vacaciones más lujosas?” Y así comienza otra vez la carrera.
Bienvenido a la búsqueda interminable del éxito. Todos somos parte de ella, a menudo sin darnos cuenta. ¿Por qué? Porque las metas siempre cambian. Apenas alcanzas una, aparece otra más ambiciosa. La idea de “alcanzar al vecino” se convierte en perseguir a un nuevo y más exitoso vecino.
Hoy en día, estar agotado casi equivale a una medalla de honor. En las redes sociales y en las conversaciones se escucha:
— “Estoy tan ocupado que apenas duermo, tengo proyectos, plazos, reuniones.”
Esto no es solo una queja, es una manera de decir: “¡Miren lo importante que soy!” El agotamiento se ha convertido en la norma, y la ocupación en el nuevo lujo. Pero, ¿a qué costo?
Cada vez que te acercas al estilo de vida deseado, no te detienes. En lugar de decir: “Es suficiente, estoy satisfecho,” cambias el objetivo. Ahora te fijas en quienes viven aún mejor. Mientras tanto, la ocupación se convierte en la excusa perfecta—para trabajar en exceso y para descuidar a tu familia, amigos o a ti mismo.
La elección es tuya: seguir persiguiendo al “vecino” o detenerte y darte cuenta de que ya estás en la cima. El verdadero éxito no es un calendario lleno, es poder decir: “He logrado lo suficiente.”
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