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RELACIONES

¿Por qué el 97 % de los matrimonios terminan así?

Estás sentado en el sofá, agotado, con el control remoto en la mano. Ella está en otra habitación, callada durante horas. El silencio en la casa es tan denso que se puede cortar con un cuchillo. ¿Te resulta familiar? Tal vez sean una de esas parejas atrapadas en el bucle mortal de las relaciones.

Estás sentado en el sofá, agotado, con el control remoto en la mano. Ella está en otra habitación, callada durante horas. El silencio en la casa es tan denso que se puede cortar con un cuchillo. ¿Te resulta familiar? Tal vez sean una de esas parejas atrapadas en el bucle mortal de las relaciones.

¿Qué es esto? Es cuando dos personas que se amaron terminan siendo compañeros de desdicha. Él se encierra en sí mismo debido al estrés, el trabajo, la hipoteca y, claro, la costumbre masculina de guardárselo todo. Ella se siente invisible, como si ya no existiera en esta familia. Y ahí empieza el baile. Ella grita: “¡No me amas!” Él se sumerge más en el trabajo, el teléfono o el gimnasio. Ella comienza a controlar. Él se aísla aún más.

¿Por qué pasa esto? Es sencillo: tus antiguas heridas de la infancia están saliendo a flote. Su padre fue frío o exigente, y ahora tiene miedo de mostrar emociones. Su madre fue constantemente crítica, y ahora ella teme no ser digna de amor. Estas dos heridas sin sanar se encontraron. Como dos piezas de un rompecabezas roto.

Pero el rompecabezas no encaja. En lugar de entenderse, juegan los roles habituales. Él es el silencioso. Ella, la crítica. Y el ciclo se repite sin fin.

¿Se puede cambiar esto? ¡Sí! Pero no con intentos interminables de "arreglar" a tu pareja. El secreto está en otro lugar: empieza contigo mismo. Entiende tus emociones, tus heridas, tu miedo al rechazo.

¿Cómo?

  1. Detente. Deja de huir de ti mismo. Dedica tiempo a tus emociones.
  2. Busca la raíz del problema. ¿Por qué reaccionas así? Tal vez esta situación tenga más que ver con tu pasado que con el "tono" de ella.
  3. Entiende que en esta pelea no hay ganadores. Si quieres salvar la relación, deja de ver a tu pareja como el enemigo.
  4. Invierte en consciencia. Habla, incluso si da miedo. Especialmente si da miedo.

Recuerda: el matrimonio no es una zona de confort. Es una arena de crecimiento. Ambos tienen una elección: quedarse como víctimas o formar un equipo.

Piénsalo: el 97 % de las parejas se divorcian porque no pudieron detener este baile de dolor. ¿Y si ustedes forman parte del 3 % que lo logra?

¿Por qué el 97 % de los matrimonios terminan así?
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