Un hombre puede ser inteligente, ambicioso y talentoso, pero si está con la mujer equivocada, todo ese potencial quedará sin aprovechar. La mujer en tu vida es el combustible que te impulsa o la fuga que drena tu energía. O te ayuda a alcanzar tu máximo potencial, o convierte tu vida en una lucha constante por su aprobación.
Un hombre puede ser inteligente, ambicioso y talentoso, pero si está con la mujer equivocada, todo ese potencial quedará sin aprovechar. La mujer en tu vida es el combustible que te impulsa o la fuga que drena tu energía. O te ayuda a alcanzar tu máximo potencial, o convierte tu vida en una lucha constante por su aprobación.
Muchos hombres creen que una relación es solo un complemento en sus vidas, sin darse cuenta de una verdad fundamental: la mujer a tu lado te fortalece o te debilita. No significa que lo haga intencionalmente, pero su energía o se alinea con la tuya y la multiplica, o choca con ella y te frena.
Con ella, te sientes más fuerte. Apoya tus ideas, incluso cuando parecen locas. Ve tu potencial y te ayuda a creer en ti mismo. Su confianza en ti es tan fuerte que, incluso en momentos de duda, sigues adelante.
No te dice: "No vas a lograrlo". Te pregunta: "¿Cómo puedo ayudarte?" No exige, inspira. No impone condiciones, sino que crea un ambiente en el que deseas actuar, alcanzar metas y ganar.
Con una mujer así a tu lado, te sientes un hombre capaz de todo. No temes correr riesgos ni cometer errores porque sabes que no te juzgará, sino que te apoyará y te ayudará a aprender de ellos.
Nunca está satisfecha. No reconoce tus esfuerzos, pero siempre te recuerda lo que aún no has hecho. Todo lo que aportas a la relación –cuidado, apoyo, recursos– lo da por sentado. Te compara con otros, impone expectativas poco realistas y rara vez valora lo que ya haces.
Empiezas a dudar de ti mismo. En tu interior, todavía tienes sueños y ambiciones, pero ya no parecen tan importantes porque la persona a tu lado menosprecia constantemente tus logros. Trabajas más duro, pero no sientes alegría, porque en el fondo ya no te ves como un ganador, sino como alguien que nunca es suficiente.
Una mujer no es solo una compañera. Es tu mayor fortaleza o la razón por la que te vuelves más débil de lo que eras antes.
Así que pregúntate con sinceridad: ¿cómo te sientes cuando estás con ella? Si te sientes agotado, ansioso o vacío en lugar de motivado y seguro de ti mismo, entonces la pregunta no es sobre ella.
La verdadera pregunta es: ¿por qué sigues ahí?
Este sitio utiliza cookies para ofrecerte una mejor experiencia de navegación. Al navegar por este sitio web, aceptas el uso de cookies.