Parece que todo el mundo está cautivado por la idea del "alma gemela". Desde pequeños nos cuentan que, en algún lugar, entre miles de millones de personas, existe alguien que encaja perfectamente con nosotros. Suena romántico, casi como un cuento de hadas. Pero, ¿es cierto? ¿O es solo un mito dañino que destruye las relaciones?
Parece que todo el mundo está cautivado por la idea del "alma gemela". Desde pequeños nos cuentan que, en algún lugar, entre miles de millones de personas, existe alguien que encaja perfectamente con nosotros. Suena romántico, casi como un cuento de hadas. Pero, ¿es cierto? ¿O es solo un mito dañino que destruye las relaciones?
Creer en la existencia de una única persona "perfecta" para cada uno de nosotros puede parecer un refugio seguro, pero en realidad, a menudo se convierte en una trampa. Empezamos a buscar la perfección en otra persona, olvidando que nosotros mismos estamos lejos de ser perfectos. Las personas que creen firmemente en este concepto tienden a dudar de su elección: ¿Es realmente esta persona? ¿Habré dejado pasar a alguien "mejor"? Estas dudas constantes impiden que la relación crezca; nos mantienen atrapados. Perdemos tiempo valioso buscando signos de perfección en lugar de trabajar en lo que ya tenemos.
Las investigaciones demuestran que las parejas que creen en el mito del alma gemela discuten más a menudo que aquellas que ven las relaciones como una oportunidad de crecimiento conjunto. Renuncian más rápido cuando surgen dificultades, creyendo que su "pareja perfecta" no puede cometer errores. Pero la perfección no existe, y creer en ella genera decepción.
El problema también es que dejamos de perdonar. En las discusiones, los "creyentes en almas gemelas" son menos propensos a dar una segunda oportunidad, ya que piensan que, si surgen problemas, esta no puede ser "la persona correcta". Y se van, buscando nuevamente esa alma mítica.
Es hora de admitir que la creencia en un alma gemela es una especie de comida rápida mental. Consumimos esta idea, como otro mito dañino sobre lo sobrenatural, pero solo nos llena de ilusiones, impidiendo que construyamos algo real. Las relaciones reales requieren trabajo y esfuerzo, como un jardín que necesita cuidados. La buena noticia es que hay muchas más "personas-jardineras" con las que puedes construir relaciones satisfactorias, no solo una en toda tu vida.
Quizá sea hora de dejar de perseguir al señor o la señora Perfecta y empezar a construir relaciones saludables y satisfactorias con las personas que ya están a nuestro alrededor.
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