Si algo no existe, ¿cómo puede ser sagrado? La sacralidad depende de la existencia, y la esencia de lo sagrado radica en reconocer y honrar este hecho. Cuando nos absorbe tanto la vida que olvidamos ver la profunda belleza de la existencia, perdemos nuestra conexión con lo sagrado. No es que algunas cosas sean sagradas y otras no —todo es sagrado, solo que a veces no lo percibimos.
Recientemente he estado reflexionando profundamente sobre hacia qué quiero avanzar en 2024. He dedicado mucho tiempo a escribir en mi diario, a establecer metas y a planificar proyectos. Durante este proceso, me encontré con varias preguntas del filósofo Daniel Schmachtenberger:
Mientras trataba de responder a estas preguntas, tuve una revelación clara: lo más sagrado es la existencia misma. La base de la significatividad es la existencia. Algo es sagrado simplemente porque existe.
Si algo no existe, ¿cómo puede ser sagrado? La sacralidad depende de la existencia, y la esencia de lo sagrado radica en reconocer y honrar este hecho. Cuando nos absorbe tanto la vida que olvidamos ver la profunda belleza de la existencia, perdemos nuestra conexión con lo sagrado. No es que algunas cosas sean sagradas y otras no —todo es sagrado, solo que a veces no lo percibimos.
Esto refleja el principio de "contenido vs. contexto", sobre el que he estado reflexionando durante años. La espiritualidad no está ligada a ninguna cosa en particular; es la base de todas las cosas. La sacralidad proviene del simple hecho de la existencia, no de las cualidades de un objeto en particular. Por ejemplo, algo que nos inspira no es necesariamente más sagrado que cualquier otra cosa.
Cuando me pregunté, "¿A qué estoy dedicado?", no encontré una respuesta específica. Así que luego pregunté, "¿Qué significa la devoción?"
Esto me trajo otra revelación: la esencia de la devoción es reconocer que nuestras preocupaciones personales son menos importantes que algo inherentemente significativo, quizás incluso sagrado. Tengo la sensación de que la sabiduría está profundamente entrelazada con la sacralidad, la devoción y la significatividad.
En los últimos tres meses, me he encontrado llorando más de lo habitual por la pura belleza de la vida. Sucede de manera inesperada, y me he estado preguntando por qué. Quizás se deba a que he salido de una "noche oscura del alma", donde todo parecía sin sentido y el miedo a la muerte era abrumador.
Pero ahora siento que he llegado al otro lado. Como me recordaron recientemente: "La intensidad de nuestra alegría es proporcional a la profundidad de nuestra tristeza". La intensidad de mi miedo a la muerte ha encontrado su contraparte en el asombro que siento por la vida.
Otro descubrimiento reciente es que la significatividad requiere participación activa. No hay un propósito fijo que simplemente encontremos. El significado se despliega a través de nuestra participación, a través de la acción. El significado surge cuando vivimos activamente, nos hacemos preguntas, perseguimos nuestras metas y superamos los desafíos.
El significado no es estático; requiere movimiento y participación. Incluso en los momentos de mayor desesperación, se puede encontrar significado si estamos abiertos a ello y participamos plenamente en nuestra existencia.
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