Un adulto no es solo una cifra en tu documento de identidad o unas cuantas canas. Es un estado mental, construido sobre la base de tu Niño interior, quien entiende lo que significa vivir de manera auténtica.
Un adulto no es solo una cifra en tu documento de identidad o unas cuantas canas. Es un estado mental, construido sobre la base de tu Niño interior, quien entiende lo que significa vivir de manera auténtica.
Pero, ¿cómo transformar a este Niño en una persona madura? Vamos a desglosarlo.
Este Niño nunca desaparece del todo, por más que intenten "educarlo". Su egoísmo no es un defecto, sino una base esencial. ¿Por qué?
Si tu Niño interior está sano, ya estás a mitad de camino.
Para convertirte en un verdadero hombre, necesitas combinar al Niño con el Padre. Este Padre es quien:
El Padre te ayuda a ser alguien fuerte y cuidadoso, sin agotarte en el proceso.
Para que tu Niño interior y tu Padre trabajen juntos, necesitas dominar tres habilidades clave:
Independencia intelectual. No creas todo lo que escuchas. Aprende a analizar información y a sacar tus propias conclusiones. En un mundo lleno de noticias falsas y manipulaciones, esto es un verdadero superpoder.
Autoevaluación honesta. No eres un superhéroe, pero tampoco un fracaso. Conocer tus fortalezas y debilidades significa construir tu vida sobre bases reales, no sobre ilusiones.
Responsabilidad inteligente. Escoge qué responsabilidades estás dispuesto a asumir y cuáles es mejor rechazar. Intentar hacerlo todo solo lleva al agotamiento. Un verdadero adulto sabe cuándo decir: "Esto es suficiente".
La madurez no consiste en ser "perfecto" o "correcto". Se trata de ser tú mismo, escuchar tu voz interior y respetarte tal y como eres.
Y recuerda: un hombre de verdad no tiene miedo de ser honesto consigo mismo y con el mundo.
¿Estás listo? Entonces adelante: construye una vida que realmente sea tuya.
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