Todo hombre lo sabe: la primera cita es como una entrevista para el trabajo de tus sueños. Emocionante, a veces incómoda, y llena de pensamientos como: "Espero no haberla arruinado".
Todo hombre lo sabe: la primera cita es como una entrevista para el trabajo de tus sueños. Emocionante, a veces incómoda, y llena de pensamientos como: "Espero no haberla arruinado". ¿Y luego? La segunda cita. Créeme, es la que define el rumbo de tu relación. ¿Por qué? Vamos a analizarlo juntos.
La primera cita es un escaparate donde ambos intentan mostrar lo mejor de sí mismos. Ella ríe de tus chistes, tú eres educado y encantador, pero ¿dónde está la verdad? En la segunda cita, ambos se relajan. Empiezas a notar cómo habla, cómo se comporta y cómo reacciona a los detalles. A veces esto la hace aún más atractiva, y otras veces te hace pensar si vale la pena continuar.
Recuerda lo emocionado que estabas después del primer encuentro. A veces, las emociones son tan fuertes que pueden confundirse con enamoramiento. La segunda cita es tu oportunidad de determinar si realmente hay una conexión entre ustedes o si solo fue una ilusión agradable. Si buscas algo serio, estas evaluaciones son fundamentales.
En la segunda cita ya no necesitas usar una máscara social. Si ella aceptó volver a verte, significa que está interesada en ti. Esta es tu oportunidad para ser auténtico. La sinceridad construye confianza y evita situaciones en las que ambos se aburran porque han estado interpretando papeles irreales.
En la primera cita, quizás dudaste en tomarle la mano o abrazarla. La segunda cita te da más libertad. Un gesto simple, como apartarle un mechón de cabello o tocar suavemente su mano, puede decir más que mil palabras. Es una forma sutil de mostrar tus intenciones y medir qué tan listos están ambos para acercarse más.
Nadie quiere dar ni recibir falsas esperanzas. La segunda cita te ayuda a evaluar sinceramente si tu relación tiene futuro. Si te das cuenta de que ella no es la persona adecuada para ti, es mejor tomar esa decisión ahora que dentro de semanas o meses.
Una segunda cita fallida no es un desastre, sino una oportunidad de aprendizaje. Quizás fuiste demasiado insistente o, por el contrario, demasiado reservado. Reflexiona sobre lo que puedes mejorar para el futuro. Recuerda: no todas las personas son compatibles, y eso está bien.
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