El matrimonio no es solo un anillo en el dedo o fotos compartidas de vacaciones. Es un trabajo diario, donde los límites, el respeto y la confianza desempeñan un papel crucial.
El matrimonio no es solo un anillo en el dedo o fotos compartidas de vacaciones. Es un trabajo diario, donde los límites, el respeto y la confianza desempeñan un papel crucial. Pero a veces, una sola palabra mal dicha puede poner en peligro incluso la relación más sólida. Especialmente peligrosas son las frases que un hombre casado dice a otras mujeres. Cada una de estas observaciones puede convertirse en un pequeño escándalo, una fuente de malentendidos o incluso en problemas graves en la relación.
Parece una queja inocente, ¿verdad? Pero cuando le cuentas a otra mujer sobre tus desacuerdos matrimoniales, socavas la reputación de tu esposa y te presentas como una víctima. En lugar de eso, discute el problema con quien realmente puede resolverlo: tu esposa. No conviertas el hombro consolador de otra persona en un arma contra tu matrimonio.
Un cumplido siempre es agradable, pero en este caso hay un matiz. Decirle a otra mujer que se ve bien, siendo casado, está al borde entre la amabilidad y el coqueteo inapropiado. En su lugar, admira sus logros, éxitos profesionales o talentos: siempre es más seguro que comentar sobre la apariencia de alguien.
Esta frase suena como un arrepentimiento abierto por haberte casado. Para tu interlocutora, puede ser una señal de que lamentas tus compromisos, y para tu esposa, un golpe a la confianza. En lugar de recordar los años alocados de soltero, concéntrate en lo que hace feliz tu vida actual.
Uno no puede evitar exclamar: "¡Hombre, ¿por qué dices eso?!" Si tu matrimonio realmente se ha vuelto aburrido, es una razón para no quejarte a otras mujeres, sino para idear algo nuevo con tu esposa. Salgan en una cita, encuentren un pasatiempo común, organicen una noche de recuerdos. Quejarse del aburrimiento es como encender las luces de emergencia en tu coche: señalas un problema, pero no lo resuelves.
Ten cuidado con estas declaraciones. Incluso si solo valoras la compañía de alguien, esta frase puede malinterpretarse. Imagina cómo reaccionaría tu esposa si supiera que le dices esto a otra mujer. Si quieres pasar más tiempo con alguien, que sea tu esposa.
Contar los conflictos maritales a extraños es una idea fallida. Lo que ocurra entre ustedes debe quedarse dentro de su hogar. Los problemas se resuelven conversando, no exponiendo los trapos sucios en público. Recuerda: sus peleas son temporales, pero sus consecuencias en la percepción de los demás pueden durar mucho.
Esta pregunta suena como un intento de recibir un cumplido o, peor aún, como una insinuación para llamar la atención. La única persona que debería responder esta pregunta es tu esposa. No conviertas a tus amigas o colegas en árbitros de tus problemas matrimoniales.
Esta frase es una señal de alerta para cualquier matrimonio. ¿Cómo puedes llamar a otra persona tu confidente más cercana si tienes esposa? Además, impones a tu interlocutora el papel de terapeuta personal, algo que no siempre es bien recibido.
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