Los hombres a menudo se enfrentan a un dilema: seguir nuestros propios deseos o complacer a la sociedad. Con frecuencia nos encontramos en una situación en la que es más fácil servir a la sociedad, buscar aprobación y seguir sus expectativas que centrarnos en lo que realmente nos importa. ¿Por qué sucede esto?
Los hombres a menudo se enfrentan a un dilema: seguir nuestros propios deseos o complacer a la sociedad. Con frecuencia nos encontramos en una situación en la que es más fácil servir a la sociedad, buscar aprobación y seguir sus expectativas que centrarnos en lo que realmente nos importa. ¿Por qué sucede esto?
Tomemos como ejemplo la carrera. Construir una carrera es un camino hacia el éxito y la autorrealización, pero no siempre puedes esperar reconocimiento generalizado. Cuando trabajas para ti mismo, a menudo tienes poco apoyo. La gente tiende a celebrar tu éxito si beneficia a la sociedad. Sin embargo, si tus objetivos son puramente personales, la admiración es generalmente escasa, tal vez solo de unos pocos cercanos.
Todos estamos familiarizados con el fenómeno de dedicar la vida a servir a Dios o luchar por ideales. En esos casos, a menudo recibes gratitud y apoyo de los demás. Pero, en realidad, puedes servir a la idea para siempre sin ver resultados tangibles.
Entonces, ¿cuál es el parádox aquí? Es simple: cada uno de nosotros tiene necesidades individuales que a menudo entran en conflicto con los deseos y expectativas de los demás. Pero son esas necesidades personales las que puedes satisfacer por ti mismo. A diferencia de los objetivos colectivos, que requieren el esfuerzo de muchos, tus metas y sueños personales se pueden lograr incluso sin la aprobación de la sociedad.
Por lo tanto, asumir la responsabilidad de tu vida y seguir tus propios intereses no solo es sabio, sino necesario. Alardear de tus logros, incluso si va en contra de la modestia habitual, podría ser clave para la felicidad personal. Cuanto más satisfagas tus propias necesidades, más respeto por ti mismo ganarás. Y sí, no tengas miedo de recibir reconocimiento por tus logros, a pesar de aquellos que pueden permanecer indiferentes o incluso descontentos.
Sé valiente y actúa según tus propios objetivos y valores. Al fin y al cabo, vivimos para nosotros mismos, no para la opinión pública.
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