El psicólogo Barry Schwartz dijo una vez: «Cuantas más cosas de alta calidad probamos, más caemos bajo el poder de la maldición de la exigencia». Esta idea suena como un reto. Pero la verdad es que, una vez que has probado lo mejor, volver a lo mediocre es imposible.
El psicólogo Barry Schwartz dijo una vez: «Cuantas más cosas de alta calidad probamos, más caemos bajo el poder de la maldición de la exigencia». Esta idea suena como un reto. Pero la verdad es que, una vez que has probado lo mejor, volver a lo mediocre es imposible.
Podemos burlarnos de quienes persiguen productos de marca, acusándolos de ostentosos. Pero si alguna vez has tenido en tus manos un producto verdaderamente de calidad, sabes de qué estamos hablando. Es ese momento en el que sientes un "orgasmo de perfección."
Un artículo de calidad es más que un objeto. Es tu garantía personal de estabilidad. En un mundo construido sobre bases frágiles, te da una sensación de fiabilidad. Un buen abrigo no se deformará tras el primer lavado, unas botas resistentes no te fallarán bajo la lluvia, y una cafetera de cobre sólida servirá a generaciones futuras.
Cada uno de estos objetos se convierte en tu ancla de estabilidad. Te recuerda que, incluso en el caos, puede haber algo eterno. Aquí estás, con tu abrigo de lana favorito que desafía el paso del tiempo, con tu cafetera de cobre lista para las generaciones venideras. La calidad es una inversión en ti mismo, en la tranquilidad y la confianza. ¿Y no vale la pena?
Este sitio utiliza cookies para ofrecerte una mejor experiencia de navegación. Al navegar por este sitio web, aceptas el uso de cookies.