Lo lograste. Construiste un negocio desde cero, lo vendiste o ahora se maneja solo. Tienes dinero en la cuenta, tiempo libre y la libertad de hacer lo que quieras. Pero... no sabes qué hacer con tu vida.
Lo lograste.
Construiste un negocio desde cero, lo vendiste o ahora se maneja solo.
Tienes dinero en la cuenta, tiempo libre y la libertad de hacer lo que quieras.
Pero... no sabes qué hacer con tu vida.
Y no, no es depresión.
Es solo esa sensación incómoda de que nada te emociona.
Ya cubriste todas las necesidades básicas.
Tienes tus casas, tus coches, viajaste por todo el mundo.
Los hijos están creciendo o ya se fueron.
Hiciste triatlones, subiste montañas, tu moto está oxidándose en el garaje, y las aventuras ya te cansaron.
Probaste meditación, afirmaciones, terapia, incluso alguna que otra secta cool.
Y salir de copas ya no es opción: la salud no aguanta y los amigos o están sobrios o en cosas más duras.
¿La realidad?
Estás aburrido. Pero también cansado de buscarle sentido a todo.
Hablaste con consultores y no te entienden: te ofrecen crecer un 30 % el próximo año, pero tú no quieres eso.
Tu psicólogo solo te cambia las pastillas.
Los clubes de empresarios son un circo de egos.
Y tus conocidos “al mismo nivel” están igual que tú: con la mirada perdida y sin motivación real.
Quieres hacer algo importante, pero ya no tienes el impulso de antes.
No quieres riesgos, ni operación diaria.
Pero tampoco quieres pasar el resto de tu vida jugando al golf y mirando gráficos de inversión que no te dicen nada.
Y lo peor:
Te da vergüenza admitirlo.
Te piden consejos… y tú por dentro piensas:
"Hermano, yo tampoco sé qué hacer ahora."
Olvídate de métricas. Olvídate del ROI.
Haz algo que te haga sentir vivo: una marca rara, un documental, una galería secreta, un taller de carpintería.
Solo tu estilo. Solo por gusto.
Tu portafolio está ahí, bien armado... pero no te emociona.
Busca un proyecto que te mueva, algo que te dé ganas de contarlo en una cena.
Tecnología, arte, educación, arquitectura. Inspírate de nuevo.
Olvida el "networking". Busca a un joven con talento, sin padrinos, y ayúdalo sin esperar nada a cambio.
Eso genera una satisfacción que no te da ningún negocio.
Escribe un libro que nadie lea.
Crea una escultura gigante en tu jardín.
Haz música sin saber música.
Porque puedes. Porque sí.
No más cenas vacías.
Busca tres o cuatro hombres como tú, que no quieran presumir, sino hablar de verdad.
Cocina, buen vino, conversaciones incómodas.
Y una pregunta central:
¿Qué hacemos con los próximos 15 años?
No estás roto.
Estás en la etapa más jodidamente interesante de tu vida.
Tienes todo para reinventarte sin presión.
Sin demostrar nada. Solo por el gusto de volver a sentir algo auténtico.
No se trata de dejar un legado.
Se trata de vivir con ganas otra vez.
Y eso… amigo… no se compra.
Este sitio utiliza cookies para ofrecerte una mejor experiencia de navegación. Al navegar por este sitio web, aceptas el uso de cookies.