¿Alguna vez te has dado cuenta de cómo cambia el mundo año tras año? Cómo las nuevas tecnologías y comodidades reemplazan cada vez más las simples alegrías de la vida que una vez nos trajeron la verdadera felicidad.
¿Alguna vez te has dado cuenta de cómo cambia el mundo año tras año? Cómo las nuevas tecnologías y comodidades reemplazan cada vez más las simples alegrías de la vida que una vez nos trajeron la verdadera felicidad. La televisión llegó a nuestra casa — y olvidamos cómo leer libros. El automóvil llegó a nuestra puerta — y olvidamos cómo caminar. El teléfono móvil se convirtió en una parte inseparable de nuestras vidas — y olvidamos cómo escribir cartas. Internet, computadoras, aires acondicionados — y de repente olvidamos cómo disfrutar de cosas sencillas como el tiempo, la naturaleza y los pequeños placeres de la vida.
¿Alguna vez olvidaste algo importante pero sencillo? Después de todo, es en estas cosas, no en las enormes mansiones o en los carros caros, donde reside la verdadera felicidad. Estamos sumidos en un mundo de alta tecnología, olvidando que todas estas "comodidades" a veces solo nos distraen de la vida real.
¿Cuántas veces olvidamos disfrutar el momento? Siempre estamos corriendo, apresurándonos, logrando cosas, pero olvidamos parar y simplemente estar vivos. Incluso cuando tenemos millones, seguimos sin encontrar tiempo para nosotros mismos, para nuestros seres queridos o para lo que realmente importa. Nuestro dinero permanece en los bancos, y seguimos buscando maneras de ganar más, olvidando disfrutar lo que ya tenemos.
Piénsalo: ¿cuánto de tu tiempo y esfuerzo diario va a cosas que al final no traen satisfacción? ¿Cuántas cosas compras que no usas, cuánta ropa de tu armario nunca usas, cuánto tiempo pasas con dispositivos sin comunicarte con las personas que están justo a tu lado?
La sabiduría está en no perseguir lo que parece importante, sino en aprender a valorar lo que realmente importa. Porque aunque no veas el sentido en algo, puede ser lo más valioso. Como el magnate de negocios que dejó miles de millones a su esposa, pero nunca entendió que la vida es mucho más que dinero y estatus. Su conductor lo entendió mucho antes: vivir es más importante que tener todo el dinero del mundo.
Pasamos el 70% de nuestras vidas en cosas que no nos brindan satisfacción. El 70% de nuestro tiempo lo dedicamos a trabajos que no amamos, a cosas que no necesitamos. Todas esas funciones “extra” — opciones innecesarias y atributos que añadimos a nuestras vidas, olvidando las cosas más importantes. Al igual que el 70% de las funciones en tu smartphone, que no necesitas, o los autos que pueden ir más rápido de lo que realmente necesitamos.
¡Usa tu 30% sabiamente! Este es el 30% de tu tiempo, esfuerzo y energía que realmente te pertenece. Inviértelo en tu salud, incluso si no te sientes enfermo. Toma la decisión de estar satisfecho, incluso si no tienes lo que otros consideran importante. Date la oportunidad de estar vivo y auténtico, aprende a no solo recibir, sino también a dar. Esto es probablemente lo más importante que podemos hacer por nosotros mismos y por los que nos rodean.
Entonces, la próxima vez que estés haciendo cola para un nuevo dispositivo o buscando un coche más caro, pregúntate: "¿Realmente esto me hará feliz?" Podrías dejarlo todo atrás, detenerte, soltar y aprender a valorar el momento que tienes.
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