La carrera eterna. Todos participamos en ella: trabajo, planes, tareas, el ajetreo diario que llena cada rincón de nuestro tiempo. Puede parecer que mientras más haces, más exitoso eres. Pero en medio de este torbellino olvidamos lo más importante: las personas. Aquellos que nos son queridos. Aquellos que hacen que la vida sea real.
La carrera eterna. Todos participamos en ella: trabajo, planes, tareas, el ajetreo diario que llena cada rincón de nuestro tiempo. Puede parecer que mientras más haces, más exitoso eres. Pero en medio de este torbellino olvidamos lo más importante: las personas. Aquellos que nos son queridos. Aquellos que hacen que la vida sea real.
El tiempo es algo extraño. Siempre está allí, pero se escapa tan rápido. Tendemos a pensar que lo haremos todo "algún día". Pero ese "algún día" nunca llega. Se va, llenando nuestros días. Por eso es importante aprender a estirarlo, como un horario apretado, y meter en él comunicación real. Esos mismos diez minutos con un amigo para tomar un café o un tranquilo paseo con tu novia — son esos momentos los que dejan huella.
No esperes a las condiciones perfectas para encontrarte con quienes te importan. Llama a un amigo, incluso cuando estés en medio del trabajo. Recuerda a tu hermana que piensas en ella. Planea un encuentro rápido con tu hermano, incluso si tienes poco tiempo. No tiene que ser algo grande, a veces basta con estar allí, charlar o compartir sentimientos.
No tengas miedo de "desviarte" de tu rutina habitual, porque son esos minutos los que realmente cuentan. El tiempo pasa, pero las buenas personas a tu alrededor son lo que realmente da valor en medio del caos.
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