Una vez me impresionó un principio del estatuto de Alcohólicos Anónimos: “Admítete a ti mismo que has perdido.” A primera vista, esto parece sencillo, pero en la práctica… ¡es algo completamente diferente! Algo dentro de ti grita: “No, no puedo perder, soy bueno, soy inteligente, no merezco esto.” Admitir la derrota es todo un reto.
Una vez me impresionó un principio del estatuto de Alcohólicos Anónimos: “Admítete a ti mismo que has perdido.” A primera vista, esto parece sencillo, pero en la práctica… ¡es algo completamente diferente! Algo dentro de ti grita: “No, no puedo perder, soy bueno, soy inteligente, no merezco esto.” Admitir la derrota es todo un reto.
Imagina que estás jugando un juego de mesa y de repente te das cuenta de que estás perdiendo. Admitir esto significa aceptar que las cosas no están perfectas y que hay algo que debe cambiar. De manera similar en la vida: reconocer la derrota no solo se trata de aceptar que algo salió mal, sino de entender que esta es la realidad con la que debes lidiar. Sí, es difícil, pero es desde este punto que tu mente comienza a buscar soluciones y formas de salir.
La mente y el cuerpo humanos tienen una increíble capacidad de adaptación. Después de pasar un tiempo en una posición incómoda o vivir una situación desagradable, te adaptas eventualmente. Como las personas que han estado tomando café “tres en uno” durante años y ni siquiera consideran que el café natural podría ser mejor. El tiempo y el hábito atenúan la agudeza de la experiencia, y no notas lo que te falta.
Adaptarse a situaciones de vida incómodas es como usar jeans ajustados que eventualmente empiezan a parecer normales. No notar el malestar simplemente porque es más fácil? Pero recuerda, es tu elección. Puedes seguir usando esos jeans incómodos o decidir hacer un cambio.
No te sorprendas si algo no va bien; es normal. Admitir la derrota abre la puerta a cambios reales. Puedes elegir quedarte donde estás, pero depende de ti decidir cómo avanzar. Así que si te das cuenta de que algo en tu vida no es tan bueno como podría ser, no entres en pánico. Reconócelo, acéptalo y comienza a buscar soluciones. Después de todo, reconocer un problema no es una derrota; es el comienzo de un nuevo camino hacia el éxito. Y tal vez sea el momento de deshacerte de esos odiados jeans y darte un poco de comodidad. Te lo mereces, ¿no?
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