Colin Farrell en La balada del pequeño jugador: cuando la pasión se convierte en maldición

Netflix prepara un nuevo regalo para sus espectadores: un thriller oscuro y fascinante, La balada del pequeño jugador, donde Colin Farrell demuestra una vez más que sabe interpretar no solo a tipos duros, sino también a hombres consumidos por sus propios demonios.

Netflix prepara un nuevo regalo para sus espectadores: un thriller oscuro y fascinante, La balada del pequeño jugador, donde Colin Farrell demuestra una vez más que sabe interpretar no solo a tipos duros, sino también a hombres consumidos por sus propios demonios.

El director Edward Berger —el mismo cuyo Cónclave compitió recientemente por el Óscar— ha rodado la historia de un hombre que se acercó demasiado al límite… y que está a punto de caer al vacío.

El protagonista es un hombre carismático que acostumbra a llenar el vacío de su alma con el juego, el alcohol y victorias efímeras. La mesa de cartas en Macao se convierte para él en un escenario de triunfo, pero también en una jaula. Unas cuantas victorias brillantes, noches entre la niebla, la sensación de que todo está bajo control… Pero la realidad no perdona la autoilusión. El personaje de Farrell cae desde la azotea de un hotel —y recibe una segunda oportunidad. La cuestión es si sabrá aprovecharla o si volverá a apostar por su propia autodestrucción.

La balada del pequeño jugador no es solo un thriller criminal. Es una película sobre la adicción, sobre lo fácil que resulta perder el equilibrio cuando uno empuja al destino en busca de adrenalina. Berger crea magistralmente una atmósfera en la que el espectador duda constantemente: lo que ve, ¿es real o simplemente una proyección de la mente?

Junto a Farrell participan Tilda Swinton, enigmática y fría como el propio destino, Alex Jennings, Chen Fala, Jason Tobin y otros actores que construyen un entorno colorido pero peligroso alrededor del protagonista.

El estreno internacional está previsto para el 17 de octubre, y el 29 de octubre la película llegará a Netflix. El otoño promete ser ardiente —y no por tu chimenea, sino porque Farrell vuelve a jugar al límite.