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VIDA

¿Debería el hombre moderno saber hacer trabajos domésticos?

En un mundo donde los smartphones son más inteligentes que la mitad del planeta y los coches se aparcan solos, surge la pregunta lógica: ¿debería el hombre moderno saber hacer trabajos domésticos? Veamos qué tan importante es realmente y si vale la pena molestarse cuando puedes simplemente llamar a un técnico o pedirle a la vecina que te preste a su marido por unas horas.

En un mundo donde los smartphones son más inteligentes que la mitad del planeta y los coches se aparcan solos, surge la pregunta lógica: ¿debería el hombre moderno saber hacer trabajos domésticos? Veamos qué tan importante es realmente y si vale la pena molestarse cuando puedes simplemente llamar a un técnico o pedirle a la vecina que te preste a su marido por unas horas.

Hombre y martillo: ¿Una unión o un enfrentamiento?

Cuando hablamos de tareas domésticas, muchos hombres imaginan una escena sombría con martillos, yunques y, posiblemente, las lágrimas de una esposa que lleva tres horas viendo cómo su marido intenta colgar una estantería. Sí, la habilidad de clavar clavos, atornillar tornillos y arreglar grifos que gotean ha sido considerada durante mucho tiempo como una “obligación” para los hombres. Pero, ¿estamos viviendo en los años 50?

Las tecnologías modernas hacen nuestra vida más fácil, permitiéndonos prescindir del trabajo pesado e incluso, ¡horror!, sin saber cómo funciona un destornillador. ¿Por qué pasar una noche tratando de averiguar por qué el fregadero gotea cuando puedes simplemente llamar a un fontanero y pasar ese tiempo viendo tu serie favorita? Especialmente ahora que las tiendas en línea ofrecen entregas en cuestión de horas. Algunos dirán que esto es una salida para los débiles, pero seamos sinceros: ¿realmente necesitamos estas habilidades “primitivas” cuando tenemos acceso a un ejército de profesionales?

Los trabajos domésticos como desafío de testosterona

Por otro lado, saber hacer trabajos domésticos no es solo una forma de ahorrar unos cuantos euros, es un verdadero desafío para tu testosterona. Imagínate a tu novia mirándote con admiración mientras manejas una taladradora con confianza y dices con orgullo: “Lo hice yo mismo”. Es como un ritual del hombre moderno que demuestra que puedes ser no solo inteligente y exitoso, sino también un hombre de habilidades cuando es necesario.

Por supuesto, puedes pedir que te monten los muebles de IKEA, pero ¿qué puede ser mejor que ensamblar tú mismo ese armario que luego estará orgullosamente en la sala, mostrando tu capacidad para vencer incluso las instrucciones más complicadas? Al fin y al cabo, cada nueva estantería es otro punto en el karma del hombre manitas.

Cuando no hay un manitas en casa, aparece el reparador

Pero seamos sinceros. Hay hombres que, a pesar de todos sus esfuerzos, simplemente no están hechos para los trabajos domésticos. Si cada contacto con un destornillador termina con una herramienta rota, y tratar de cambiar una bombilla se convierte en un desastre local, tal vez sea hora de preguntarse: “¿Realmente necesito esto?”

Después de todo, saber delegar tareas también es una habilidad importante. Nadie te juzgará por decidir utilizar servicios profesionales. Y al final, ¿cuál es el sentido de pasar tus fines de semana luchando con las reparaciones cuando podrías ir a pescar, hacer deporte o, por fin, ver esa película que llevas tiempo queriendo ver?

Entonces, ¿debería el hombre moderno ser un manitas?

La respuesta, como siempre, depende de la situación. Si realmente disfrutas con las herramientas y abordando tareas domésticas, ¡adelante! No solo es útil, sino también una manera digna de pasar el tiempo. Pero si prefieres relajarte, desarrollarte en otras áreas y no encuentras alegría en la idea de arreglar cosas, siéntete libre de delegar estas tareas.

Un hombre moderno no tiene que ser necesariamente un manitas. Es alguien que puede tomar decisiones y gestionar su vida de la manera que mejor le convenga. ¿Y las tareas domésticas? Bueno, pueden esperar o, mejor aún, ser entregadas a quienes lo harán mejor y más rápido.

Al final, ser un hombre no se trata de saber hacerlo todo tú mismo, sino de tener confianza en tus decisiones. Así que si no te entusiasma la idea de apretar tornillos, date el derecho a relajarte y delega estas tareas a quienes lo harán con una sonrisa y sin sudar.

¿Debería el hombre moderno saber hacer trabajos domésticos?

¿Debería el hombre moderno saber hacer trabajos domésticos?

En un mundo donde los smartphones son más inteligentes que la mitad del planeta y los coches se aparcan solos, surge la pregunta lógica: ¿debería el hombre moderno saber hacer trabajos domésticos? Veamos qué tan importante es realmente y si vale la pena molestarse cuando puedes simplemente llamar a un técnico o pedirle a la vecina que te preste a su marido por unas horas.

En un mundo donde los smartphones son más inteligentes que la mitad del planeta y los coches se aparcan solos, surge la pregunta lógica: ¿debería el hombre moderno saber hacer trabajos domésticos? Veamos qué tan importante es realmente y si vale la pena molestarse cuando puedes simplemente llamar a un técnico o pedirle a la vecina que te preste a su marido por unas horas.

Hombre y martillo: ¿Una unión o un enfrentamiento?

Cuando hablamos de tareas domésticas, muchos hombres imaginan una escena sombría con martillos, yunques y, posiblemente, las lágrimas de una esposa que lleva tres horas viendo cómo su marido intenta colgar una estantería. Sí, la habilidad de clavar clavos, atornillar tornillos y arreglar grifos que gotean ha sido considerada durante mucho tiempo como una “obligación” para los hombres. Pero, ¿estamos viviendo en los años 50?

Las tecnologías modernas hacen nuestra vida más fácil, permitiéndonos prescindir del trabajo pesado e incluso, ¡horror!, sin saber cómo funciona un destornillador. ¿Por qué pasar una noche tratando de averiguar por qué el fregadero gotea cuando puedes simplemente llamar a un fontanero y pasar ese tiempo viendo tu serie favorita? Especialmente ahora que las tiendas en línea ofrecen entregas en cuestión de horas. Algunos dirán que esto es una salida para los débiles, pero seamos sinceros: ¿realmente necesitamos estas habilidades “primitivas” cuando tenemos acceso a un ejército de profesionales?

Los trabajos domésticos como desafío de testosterona

Por otro lado, saber hacer trabajos domésticos no es solo una forma de ahorrar unos cuantos euros, es un verdadero desafío para tu testosterona. Imagínate a tu novia mirándote con admiración mientras manejas una taladradora con confianza y dices con orgullo: “Lo hice yo mismo”. Es como un ritual del hombre moderno que demuestra que puedes ser no solo inteligente y exitoso, sino también un hombre de habilidades cuando es necesario.

Por supuesto, puedes pedir que te monten los muebles de IKEA, pero ¿qué puede ser mejor que ensamblar tú mismo ese armario que luego estará orgullosamente en la sala, mostrando tu capacidad para vencer incluso las instrucciones más complicadas? Al fin y al cabo, cada nueva estantería es otro punto en el karma del hombre manitas.

Cuando no hay un manitas en casa, aparece el reparador

Pero seamos sinceros. Hay hombres que, a pesar de todos sus esfuerzos, simplemente no están hechos para los trabajos domésticos. Si cada contacto con un destornillador termina con una herramienta rota, y tratar de cambiar una bombilla se convierte en un desastre local, tal vez sea hora de preguntarse: “¿Realmente necesito esto?”

Después de todo, saber delegar tareas también es una habilidad importante. Nadie te juzgará por decidir utilizar servicios profesionales. Y al final, ¿cuál es el sentido de pasar tus fines de semana luchando con las reparaciones cuando podrías ir a pescar, hacer deporte o, por fin, ver esa película que llevas tiempo queriendo ver?

Entonces, ¿debería el hombre moderno ser un manitas?

La respuesta, como siempre, depende de la situación. Si realmente disfrutas con las herramientas y abordando tareas domésticas, ¡adelante! No solo es útil, sino también una manera digna de pasar el tiempo. Pero si prefieres relajarte, desarrollarte en otras áreas y no encuentras alegría en la idea de arreglar cosas, siéntete libre de delegar estas tareas.

Un hombre moderno no tiene que ser necesariamente un manitas. Es alguien que puede tomar decisiones y gestionar su vida de la manera que mejor le convenga. ¿Y las tareas domésticas? Bueno, pueden esperar o, mejor aún, ser entregadas a quienes lo harán mejor y más rápido.

Al final, ser un hombre no se trata de saber hacerlo todo tú mismo, sino de tener confianza en tus decisiones. Así que si no te entusiasma la idea de apretar tornillos, date el derecho a relajarte y delega estas tareas a quienes lo harán con una sonrisa y sin sudar.

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