¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre quieren más? Más comida, más dinero, más atención. Parece que ya tienen suficiente, pero algo sigue faltando. ¿Por qué a veces sentimos que necesitamos “todo de una vez”? La respuesta está en la infancia, donde algo crucial no fue dado o fue dado en la forma equivocada.
¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre quieren más? Más comida, más dinero, más atención. Parece que ya tienen suficiente, pero algo sigue faltando. ¿Por qué a veces sentimos que necesitamos “todo de una vez”? La respuesta está en la infancia, donde algo crucial no fue dado o fue dado en la forma equivocada.
La codicia, aunque suene extraño, no siempre es un vicio. Es simplemente un intento de llenar el vacío que se creó cuando no recibimos lo que realmente necesitábamos siendo niños. Ya sea atención, cuidado o simplemente espacio para crecer. Algunos niños no recibieron suficiente leche materna, a otros les faltaba apoyo y amor. Y luego, en la edad adulta, este recurso “no recibido” comienza a reclamar su pago. Agarran todo: dinero, reconocimiento, placer, educación. Pero lo interesante es que nada de esto los satisface. Todavía falta algo. ¿Por qué?
También hay otra razón. A veces, en la infancia, nos sobrealimentaron con todo, pero no con lo que realmente necesitábamos. Por ejemplo, una madre podría tratar de consolarnos con un dulce, aunque lo que realmente necesitábamos era comprensión y apoyo. Entonces, cuando crecemos, seguimos buscando lo que nos faltaba en el pasado, pero no sabemos exactamente qué es.
¿Recuerdas esos momentos en los que nos obligaban a comer papilla recocida o nos metían algo desagradable en la boca a toda velocidad? Sí, esos momentos nos enseñaron a no frenarnos, a no masticar, sino a tragar todo sin hacer preguntas sobre la calidad y las verdaderas necesidades.
Así es como continuamos en la vida adulta: tragamos exceso sin sentir que es suficiente y sufrimos del sentimiento de vacío. No absorbemos lo que recibimos y no podemos “apropiarnos” de ello. Incluso si todo parece estable por fuera, por dentro seguimos hambrientos. Esta es una de las principales razones por las que muchas personas no pueden construir relaciones saludables, tanto profesionales como personales.
Un punto importante: encontrar el equilibrio no es solo una frase, es un arte. En la vida, es importante aprender a tomar y dar sabiamente. Y aunque todos a tu alrededor digan: “¡Tómalo todo de la vida!”, la verdadera maestría radica en encontrar el término medio. Solo unos pocos afortunados ya saben dónde está esa línea. No se pierden en la búsqueda interminable porque han aprendido a valorar y aceptar lo que la vida les ofrece correctamente.
Pero si te has dado cuenta de que tienes un problema con la codicia o, por el contrario, no sabes cómo compartir, podría ser el momento de la rehabilitación. Piensa en tu historia, reconoce lo que te faltó y comienza a apropiarte de lo que es tuyo por derecho. Es importante entender que suficiencia no es un mito, sino un recurso real que puedes aprender a crear. Y lo más importante es no tener miedo de reclamar tu derecho a ser, sentir y tener.
Entonces, chicos, asuman la responsabilidad de sus vidas y no olviden que el verdadero placer no es “todo de una vez”. Se trata de la capacidad de dejar ir y comprender lo que realmente necesitas para ser feliz.
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