Magia. Muñecos vudú, maldiciones, rituales... suena a una película, pero para algunos es la realidad. Hay personas que creen firmemente que la esotería funciona. Tanto así que están dispuestas a gastar una fortuna en amuletos, rituales protectores y servicios de chamanes. Pero aquí está el detalle: la magia solo funciona si realmente crees en ella.
Magia. Muñecos vudú, maldiciones, rituales... suena a una película, pero para algunos es la realidad. Hay personas que creen firmemente que la esotería funciona. Tanto así que están dispuestas a gastar una fortuna en amuletos, rituales protectores y servicios de chamanes. Pero aquí está el detalle: la magia solo funciona si realmente crees en ella.
Imagina esto: vas caminando y de repente una gitana te maldice. La lógica dice: tonterías, sigue adelante. Pero alguien que cree en las maldiciones inmediatamente comienza a esperar lo peor, se estresa y empieza a sabotearse a sí mismo. La psicosomática entra en juego y crea problemas de la nada. En lugar de enfrentar sus miedos, va corriendo a la hechicera del barrio y gasta una pequeña fortuna en un amuleto (probablemente comprado en AliExpress por un dólar).
¿Y si simplemente ignoras la maldición? Para un verdadero creyente, eso es imposible. Ignorar una maldición significa admitir que su fe es falsa y que ha estado perdiendo tiempo y dinero. Eso es más aterrador que cualquier ritual.
Esto no solo aplica a las maldiciones. Si crees en la democracia, funciona... hasta que te das cuenta de que el poder generalmente se trata de control, los funcionarios se preocupan por sí mismos, y las leyes no garantizan justicia. Cuando las ilusiones se derrumban, llega la ansiedad. Asumir la responsabilidad por ti mismo es mucho más difícil que esperar justicia del mundo.
Si la magia funcionara como en las películas, cada político odiado sufriría en cuestión de días después de ser elegido. Pero no, están perfectamente bien. Mientras tanto, quienes gastan su dinero en adivinos y amuletos protectores son los que realmente sufren, en lugar de resolver sus problemas en la vida real.
La "magia" de un jefe desaparece cuando te conviertes en uno. Dejas de ver a un hechicero y solo ves a otro tipo cansado en traje. Lo mismo ocurre con los mitos sobre la reputación, la educación o el estatus social. Estas cosas solo importan mientras creas en ellas.
El mensaje es claro: si los rituales te ayudan a sentirte más seguro, hazlos. Es mejor realizar un ritual, aliviar tu ansiedad y enfocarte en tus metas que preocuparte y cometer errores. Al final, un ritual no es la peor manera de ganar confianza hasta que acumules experiencia real.
Y la experiencia, como sabemos, es el antídoto definitivo contra cualquier maldición.
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